Jesús Alberto Cervantes Villegas (Veracruz, México. 1980)
Es Licenciado en Educación Primaria (CESER) y Lic. en Pedagogía con especialidad en Español (Universidad del Golfo), ha tomado diversos cursos, talleres y diplomados de actualización docente de forma presencial y en línea en diversas instituciones como el Tecnológico de Monterrey, INEE, Instituto Consorcio Clavijero, UNAM, Universidad de Cambridge, Universidad Pedagógica Veracruzana, ILCE, ICATVER. Está interesado desde hace varios años en la capacitación docente como estrategia de mejora. Ha escrito y publicado algunos cuentos cortos infantiles y artículos docentes. Actualmente es director de educación primaria en la zona estatal 059 y profesor de grupo en la zona 075 federal, en la ciudad y puerto de Veracruz.
Yo Quiero Ser (El globito soñador)
Daniel Alberto la única obligación de todos los niños, jóvenes y adultos es soñar cotidianamente para posteriormente cumplir sus sueños por muy difíciles que sean
Había una vez un lindo globito que vivía con sus hermanos globos en un racimo. Un día se soltó de las manos de su papá el señor globero y casi se escapa de ellos, su papá lo alcanzó a bajar de las ramas de un frondoso árbol en donde se había atorado. El globito era muy inquieto y pretensioso, quería ser alguien en la vida, tenía muchas ilusiones, por lo que pasaba su tiempo en las noches frescas de invierno observando a través de la ventana de su casa el enorme mar de la oscuridad, admirando la luna, contando las infinitas estrellas, suspirando, pensando y deseando tantas cosas, esto ocasionaba muchas veces que el globito llorara mucho de día y noche.
Una noche de repente, mirando a través de su ventana apareció una bella y joven hada celestial, el globito al principio se asustó mucho al verla y rápidamente se escondió de bajo de su cama, este hermoso ser le dijo en voz baja –no temas niño, no te lastimaré, he oído tus pensamientos y deseos, así que te concederé solamente un deseo. El hada mágica se había apiadado de su tristeza y le había dicho al pequeño globito que le concedería un deseo, que lo pensara bien y no desperdiciara su deseo.
Entonces el bello globito comenzó a pensar en voz alta y dijo: –¡yo quiero ser!, un marino para navegar por los sietes mares y por varios puertos, pero…. ¡mejor no!, porque me puedo marear mucho al navegar, me pueden atrapar los peligrosos piratas del mar y arrojar por la borda a los hambrientos tiburones.
El globito pensó otro rato más –mmmm, ¡lo tengo!, ¡yo quiero ser!, un astronauta para subirme en un enorme cohete, llegar a la luna y darle una gran mordida porque es redonda y está hecha de queso, pero…. ¡mejor no!, porque las alturas me dan mucho miedo, se enojaría mucho el señor sol si muerdo a la luna y además el espacio está muy oscuro.
Una vez más él se puso a reflexionar por un momento –mmmm, mejor ¡yo quiero ser!, una estrella de rock para ser muy famoso, tener muchos fans por todo el mundo y dar muchos autógrafos, pero…. ¡no!, mejor no porque despertaría a todos mis vecinos con mi música, no tendría tiempo para jugar con los demás globitos de mi escuela y no podría comer pastelitos en sus casas.
Un poco triste se sentó y después de unos minutos señaló –mmmm, ya sé ¡yo quiero ser!, un valiente bombero para rescatar a la gente y apagar todo el fuego de sus casas, pero…. ¡mejor no!, porque mi mamá dice que soy muy chiquito, no soportaría el pesado traje y todavía no tengo edad para manejar el largo camión, ni puedo jugar con fuego, ya que soy un niño aún.
Pensativo el globito señaló –ya sé mejor ¡yo quiero ser!, un valiente domador para adiestrar a los feroces leones y tigres en sus jaulas, y que toda la gente me aplauda mi gran valor, pero….. ¡mejor no!, ya que los animalitos encerrados se pueden enojar, me pueden rasguñar y desinflar si se molestan conmigo.
Una vez más se encontraba soñando que podría ser de grande y por fin dijo – ¡yo quiero ser!, un policía para proteger y cuidar los chicos y a todos los maestros de mi escuela de los bandidos, pero… ¡mejor no!, ya que tengo pocas fuerzas en mis manos, soy chaparrito, no cargo pistola (son peligrosas y para los adultos) y no puedo salir a la calle sólo, me ha dicho mi mamá en repetidas ocasiones.
Y así estuvo el pequeño globito pensando en todos los oficios y profesiones que existen durante un largo tiempo, emocionándose por cada uno de ellos, para posteriormente asustarse y/o desilusionarse, por los riesgos y responsabilidades que representaban, y darse cuenta que todavía era un pequeño niño para ser por el momento algunos de los trabajos mencionados anteriormente.
Hasta que por fin resolvió su problema, después de mucho pensar –¡ya sé lo que yo quiero ser hada mágica!, me gustaría seguir siendo un pequeñín y bello globito, volar por el cielo azul y viajar por todo el mundo.