José Antonio López Sosa
CÁDIZ, ESPAÑA.- Varias personas en este país coinciden en que los lamentables sucesos migratorios acontecidos en Ceuta, una de las ciudades españolas en el continente Africano, se trata de una invasión, así con todas sus letras.
¿En qué momento como sociedad confundimos migración con invasión?, ¿cómo es que la necesidad de otro ser humano la calificamos de invasiva por llegar a lo que políticamente consideramos un país?.
El trasfondo es mucho más complejo de lo que parece a simple vista, se trata de un estereotipo parecido al que impulsó Donald Trump y los supremacistas blancos en los Estados Unidos.
Hablar de invasión denota una clara falta de empatía con la realidad y una evidente amnesia a corto plazo: hace menos de cien años miles de españoles migraron como producto de una guerra civil, las circunstancias eran distintas y desde la perspectiva del siglo XXI, los invasores entonces fueron los que hoy se quejan de la invasión marroquí.
Que hay que darles empleo, subsidios, que si nuestros impuestos se van a mantener desobligados, que si es obligación de sus países, en fin, podemos escuchar toda clase de «justificaciones» para insistir en una invasión o en creer que el derecho a migrar del ser humano no existe.
Hay un elemento peor: algunos que migraron, sí, que migraron, se quejan de las migraciones hoy día en España y en Europa en general. ¿Dónde está el sentido humano pues?, ¿en qué primaria o escuela de educación básica les enseñaron tan mal una simple actitud de solidaridad humana?.
El tema da para mucho, así podemos recorrer Europa y escuchar como se quejan de los árabes, de los latinoamericanos, de los africanos en general y, pasan por alto que la historia es cíclica, que hace siglos, salieron desde estos países a invadir, ellos sí a invadir el mundo entero, a colonizarlo, a matar y masacrar, a saquear.
Esas sí fueron invasiones, estas, solo son migraciones.