Reticencias
Ahí donde nacen las rutas de los abrazos,
buscamos la comunión de nuestros cuerpos
no inmóviles los brazos;
intuimos la ruta de espuma de la vida.
Al despertar nuestros sentidos.
Los oren gratos recuerdos quedan olvidados,
tocó más allá del ombligo de Onfalia,
tus genitales, son mar profundo.
Las ventanas se cierran ruidosamente,
sus vidrios se empañan pudorosos.
Anocheciendo tu sexo brilla,
ilumina como alba
lentificamos el tiempo.
Los instantes reticentes… sangran,
las palabras son breves, entonces
a pesar de que mis huesos se carcomen cada día,
no importa la fatiga
nadie nos escuchará a esta hora.
Serás eterna joven, risueña de espuma;
diosa, Venus, vaso de sacrificio
para que me rinda como
hombre con ávido beso,
en la boca.
Tatuaré tus labios con mi nombre
Para guardarme siempre en tu memoria,
ahora qué envejezco y tengo dientes postizos
ahora que soy calvo y achacoso.
Quiero que, al amanecer,
seas, tú siempre;
diosa voluptuosa la que no envejece
¡No!, no lo hagas,
que sea permanente el recuerdo.
De la ruta de nuestros abrazos que un día unió nuestras vidas.