Gabriel Sánchez Andraca
Está por terminar el 2023, pero diciembre siempre es un mes que se utiliza socialmente para preparar y realizar las fiestas de Navidad y Fin de Año y casi no tienen cabida actividades importantes de otro tipo. Pero el 2024 será un año político como pocos hemos visto.
Es el fin del primer sexenio de la Cuarta Transformación, un cambio radical política y económicamente en el país, que ha sacudido a todos los sectores sociales de México. Una revolución pacífica que ha transformado el presente y el futuro de la nación mexicana.
Desde el inicio de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el viejo régimen iba a ser desmantelado para acabar con la corrupción, que muchos creían que se concretaba al sistema judicial, a las policías y a los agentes de tránsito y lo que se puso de manifiesto fue un sistema no solo para saquear el erario público para provecho de una minoría de políticos y empresarios, sino un sistema encaminado a entregar al país en su totalidad, a una mafia que ya era casi dueña de nuestro petróleo, de la industria eléctrica, de los ferrocarriles, de las autopistas, de los aeropuertos, de las cárceles donde se cobraba al gobierno por cada preso, una cuota diaria como si estuviera en un hotel de lujo de algún centro turístico de playa.
Un sistema que estaba ya en proceso de entregar el sistema educativo a la empresa privada, lo mismo que el sistema de salud.
Ni el IMSS, ni el ISSSTE, tenían ya laboratorios adecuados. Poco a poco se fueron abandonando funciones que debían cubrir, para enviar todo a empresas hospitalarias privadas.
Otro poquito y la gran mayoría de los mexicanos, acabamos siendo explotados por las grandes empresas estadounidenses o de otros países, con pago de salarios mínimos, pero de veras mínimos, sin derechos de ningún tipo.
Las condiciones ya estaban dadas para el estallamiento de una revolución armada que iba a ser muchísimo peor que la de 1910, por el tipo de armas modernas que entraban y siguen entrando al país en forma permanente sin que nadie puede poner un freno a ese contrabando que diariamente cobra muchas vidas.
La guerra de los cárteles de la droga, la delincuencia organizada, la corrupción de los sistemas policiacos y judiciales y el descontento generalizado de la población eran esos sí, un “peligro para México”.
EL PROXIMO AÑO HABRA NECESIDAD DE CUIDAR el proceso electoral al máximo. Hay miles de aspirantes a asumir un cargo público de lo que sea. Unos aspiran a ese tipo de cargos de buena fe, pero otros lo hacen de mala fe, para regresar al viejo régimen de corrupción y privilegios que no acaba de morir.
Estarán en juego pues cargos de elección popular en los niveles federal, estatal y municipal y corresponde a Morena, escoger con pinzas a los candidatos a ocupar esos cargos: senadores, diputaciones federales, diputaciones locales y 217 ayuntamientos compuestos por presidentes municipales, regidores, síndicos.
Los opositores hasta ahora no han presentado ningún proyecto válido para sustituir al actual, lo que hace suponer, que quieren volver al pasado que estaba hundiendo al país, política, social y económicamente.
LOS DIRIGENTES DE MORENA, TIENEN UNA gran responsabilidad; designar a los mejores candidatos para el buen desempeño del gobierno en los próximos años, siguiendo los principios y las pautas de la Cuarta Transformación.
Ya está claro que Morena tiene la preferencia de los electores de la entidad. Si hay buenos candidatos, no habrá problema para su triunfo. Las advertencias del virtual candidato a la gubernatura, Alejandro Armenta, de que no se permitirá ni venta, ni compra de candidaturas, constituye una garantía de que todo se realizará conforme a la ley y a los principios democráticos. Ojalá todo resulte bien para el Estado y para el país.